domingo, 10 de marzo de 2013

Cuando se Oculta la Sombra


Días aciagos estos últimos, después de la noticia oficial del fallecimiento del Presidente Chávez… 

Una de las características de estos días han sido los discursos de los políticos que lo siguen, en los cuales una de las notas que resalta es el extraordinario esfuerzo por presentarnos un Comandante-Presidente perfecto, sin ninguna falla, sin ninguna acción destemplada, sin ningún sentimiento negativo.  Un Comandante-Presidente puro amor, pura dedicación a su pueblo, que escuchó a todos y atendió las necesidades de todos, querido por todo el pueblo, un Comandante Presidente que construyó casas dignas para el pueblo, que construyó el cable tren para el pueblo, que siempre escuchó a su pueblo y a quien siempre atendió y para quien siempre estuvo, está y estará, eternamente aunque ya no esté su cuerpo viviente… 

Y esto me lleva a otra foto distinta, una foto de un Presidente que desde la televisión despidió a miles de trabajadores de la industria petrolera, un Presidente que expropió empresas productivas y dejó a miles de venezolanos sin empleo, un Presidente que dirigió el gobierno más corrupto de la historia de Venezuela, un Presidente en cuyo gobierno han muerto millones de personas a manos del hampa debido a que no le dio prioridad a la seguridad personal en ninguno de sus 14 años de gobierno, un Presidente que ha dejado a miles de madres huérfanas de hijos y millones de personas que han muerto en los abandonados hospitales del país o que han perdido la  vida por la dificultad de conseguir medicamentos que en muchos casos son de vida o muerte. 

No es la idea hacer una sustitución de fotos, ambas de media luna, porque en realidad, como todo ser humano tuvo características personales y decisiones y acciones acertadas como por ejemplo, contribuir a que los venezolanos ahora tengamos conciencia de participación y una mayor conciencia social y también características y acciones desacertadas, como por ejemplo su falta de atención a la seguridad personal de los venezolanos. 

¿Y qué te dicen a ti y de ti estas fotos de media luna que sólo te permiten ver la mitad de la realidad de quien fue Hugo Chávez?  ¿Cuáles pueden ser las consecuencias para nuestra sociedad de mitificar y/o satanizar a este hombre que murió?  ¿Qué me dicen estas fotos de media luna de lo que está por venir?


Una foto de media luna es una foto mocha, que nos presenta un hombre o mujer moch@, y yo me pregunto ¿cuántos no se están viendo a sí mismos mochos también? y en consecuencia  ¿Cuántos no estarán viendo mochos a los demás a su alrededor por esta incapacidad de verse en su totalidad, con fortalezas y debilidades?  

Como dice Jung en su libro “El Hombre y sus Símbolos”,


" Las proyecciones de todo tipo oscurecen nuestra visión respecto al prójimo, destruyen su objetividad, y de ese modo destruyen también toda posibilidad de auténticas relaciones humanas".

La sombra, esa parte de la foto que no puedo ver, tiene una particularidad:  mientras no la vea ella hará cosas insospechadas para mí, fuera de mi control y de mi voluntad. Mi sombra hará algunas cosas dentro del ámbito precisamente que más me desagrada y contra el cual lucho. 

Y continuamos con Jung, cuando nos aclara aún más el panorama de las fotos mochas en el ámbito político:

“Y hay una desventaja adicional en la proyección de nuestra sombra.  Si identificamos nuestra sombra, pongamos por caso con los comunistas o los capitalistas, una parte de nuestra personalidad permanece en el lado opuesto.  El resultado es que constantemente (aunque de modo involuntario) haremos cosas a nuestras espaldas que apoyarán a ese otro lado, y por tanto ayudaremos in-intencionalmente a nuestro enemigo.   Si por el contrario, nos damos cuenta de la proyección, y podemos examinar las cuestiones sin miedo ni hostilidad, tratando con tacto a las demás personas, entonces hay la probabilidad de un entendimiento mutuo, o al menos de una tregua.”

Es nuestra decisión, de cada uno, si queremos hacer de nuestra sombra nuestra enemiga o nuestra amiga, de manera que podamos comenzar a vernos cada uno, sin miedo, en nuestra totalidad, para entonces poder apreciarnos y apreciar al otro, y cada uno tomar el control de manera consciente de la foto que quiere, aceptarnos de manera y poder ver la foto completa y además poder distinguir cuando alguien nos está mostrando una foto mocha.



Cuando No Esperamos la Muerte


Estos días, desde que el martes 5 de marzo, Maduro informó que Chávez había fallecido, me he sentido en profunda reflexión.

La noticia me agarró terminando el día, trabajando con un cliente, y al día siguiente, como no estaba claro cuáles eran los lineamientos ni cuáles serían las decisiones que se tomarían, nos dirigimos a su oficina, donde estaba pautada una nueva sesión de trabajo para continuar con la actividad del día anterior. 

Al llegar al edificio de inmediato sentí la desolación: en la puerta, en las paredes, en el ascensor, en los pasillos… y me golpeó la tristeza de todos... en sus posturas, en sus camisas rojas algunas y negras otras, en sus rostros, en su caminar, en sus miradas y en sus voces apagadas.

Llegó una muchacha vestida de negro, sumida en su tristeza y claramente sorprendida por una noticia que no se esperaba, y nos informó que todos se irían a una concentración en conmemoración por la muerte de Chávez. 
Al rato llegó otra, y en medio de la conversación, como pensando en voz alta, dijo "Yo realmente pensaba que se iba a curar"...  Este sentimiento de sorpresa y tristeza y desolación que se repite en tanta gente que genuinamente sentía y creía que su Comandante-Presidente iba a durar por siempre... Esa frase quedó retumbando en mí y ha permanecido estos días...  Si bien, Chávez estaba enfermo, y se había informado por distintos medios durante varios meses, una parte del país, se aferró a la esperanza y sólo escuchó que aún seguía con vida…

Recuerdo mi profundo dolor cuando murió mi papá y era yo apenas una adolescente de 17 años. Falleció de de manera repentina en un accidente y yo sentí que me había quedado sin piso.  Era una niña y nunca en mi familia habíamos hablado de la muerte, y mucho menos de la muerte de alguno de nosotros.  Mi papá era mi ídolo, lo admiraba y lo amaba como a nadie.  Recuerdo que durante mucho tiempo, yo no quería ir a ninguna parte sin él y recuerdo que fue necesario para mí aprender a vivir sin su directriz,  sin escuchar su voz ni sentir su compañía, y a ser fuerte para poder continuar sola.

Con la muerte de Chávez, tenemos un pueblo, o una gran parte de él, que siente que se ha quedado huérfano de repente.  Y en este momento necesitamos estar juntos y abrazarnos desde el consuelo para poder seguir adelante, dándonos cuenta que este pueblo necesita aprender a vivir aunque el “papá” ya no esté.  

En este momento siento que somos un país huérfano y adolescente, y tenemos la oportunidad de comenzar a madurar y crecer juntos y unidos, de manera genuina.