lunes, 18 de noviembre de 2013

¿Obediente o Consciente?

Desde el domingo de la semana pasada, me ha tocado presenciar todo tipo de cola en diversidad de tiendas en la ciudad de Caracas.  Si bien esta situación comenzó por las tiendas de electrodomésticos, he visto el mismo fenómeno de gente apiñada en las puertas de comercios de ropa y de otro tipo y  ahora con el desolador panorama de las tiendas que han sido arrasadas por hordas de "gente" como si del fin del mundo se tratara.   

He leído análisis, opiniones y llamados sordos de alerta sobre lo que está ocurriendo en nuestro país, a raíz de las declaraciones del presidente, en las cuales ha llamado a la población a "Vaciar los anaqueles", luego de acusar a los comerciantes de especulación y ordenar descuentos que van desde el 50% hasta el 70%, a punta de soldado, sin importar si  el comerciante había comprado a dólar libre o a dolar de Cadivi... Sencillamente disparando primero y averiguando después, como dice el dicho, con el agravante de que en este caso no hay ninguna averiguación ni siquiera posterior.  

Lo que es claro para mí, es que esta situación va mucho más allá de un tema económico e incluso político.  

Esto es mucho más profundo que un asunto de elecciones o de imposición cubana, o de eso que llaman la especulación de la derecha o incluso de abuso gobiernero.  

El tema para mí tiene que ver con el nivel de conciencia de nuestra gente (y me refiero a todos, absolutamente todos: políticos tanto del gobierno como de la oposición, amas de casa, profesionales, comerciantes, proveedores, aduaneros, niños, viejos, mujeres, hombres) que de manera evidente sigue siendo bajo.  Y ojo, cuando digo esto no me refiero para nada a los niveles socio-económicos.  

Me estoy refiriendo a la capacidad de decidir, de manera consciente y responsable, asumiendo las consecuencias de la decisión que cada uno toma.

Qué paisaje tan distinto tendríamos si por ejemplo todos hubiésemos dejado de comprar en los comercios donde estaban vendiendo demasiado caro, haciendo uso de nuestro derecho como consumidor.  Esta hubiera sido una forma consciente de decidir frente a la situación.  

Qué paisaje tan distinto tendríamos si en lugar de ordenar la baja en los precios a punta de soldado y hordas que corren a comprar y en otras ocasiones a robar, se hubiesen sentado todas las partes, a llegar a un acuerdo.  

Qué paisaje tan distinto si cada comerciante vendiera de manera consciente a unos precios y con unas ganancias razonables.

Estoy consciente de que esto pareciera imposible en este momento en nuestro país, por las características del gobierno que tenemos que sólo sabe ordenar, y la gran parte de la población que decide obedecer o sobrevivir cómo pueda, pero la verdad es que ha habido momentos en los cuales sí se ha dialogado como cuando hubo la famosa reunión entre el gobierno y Lorenzo Mendoza de las Empresas Polar y los resultados son muy distintos.

Y supongamos que siendo consumidor, y estando al final del proceso, me encuentro con que están llamando al desorden y a "Vaciar los Anaqueles" aún así tengo la opción de darme cuenta de que puedo tomar mi propia decisión y no participar en una situación que de manera clara está profundizando la crisis de nuestro país.

A mí, en este momento, como Laureano Márquez, "se me va instalando en el alma la sensación de que el país se nos va al Carujo."

Como si lo viera por un huequito:  En unos meses este mismo presidente que llamó a acabar con todo, en un acto de total contradicción, va a ofrecer a los pequeños comerciantes unos préstamos especiales que les permitan recuperarse... y los mismos que se llevaron la mercancía a precios irreales o incluso robada, se verán en la situación de tener familiares cercanos o ellos mismos desempleados por la quiebra de los negocios... y aunque parezca loco, seguramente terminarán vendiendo o cambiando esos enseres por comida (si es que hay), o entregando la casa donde vive por no poder pagar... todo por ser "obedientes" frente a una orden sin pensar en las consecuencias.

Siempre tenemos  la opción de elegir de manera consciente, asumiendo nuestra responsabilidad por las consecuencias de nuestras decisiones.  Y siempre tengo la opción de decidir ponerme límites y ponerle límites a los demás de manera consciente, diciendo que No cuando las consecuencias parecen llevarnos por el camino de la involución.