martes, 18 de diciembre de 2012

¿Con los Míos, Con los Tuyos o Con Nosotros?

Cuando se constituye una nueva pareja con frecuencia ocurre que al llegar la navidad y el año nuevo no saben cómo compartir.  Así como cada familia prepara sus hallacas y sus bollos a su manera y siguiendo su propia receta, cada nueva pareja necesita encontrar su propia forma de compartir y celebrar la navidad y el año nuevo.
 
Lo sano es conversar estas situaciones al comienzo de la vida en conjunto.   No obstante de no ser así, es necesario hablarlo y llegar a un acuerdo antes de que llegue la fecha, de manera que no se convierta en un conflicto. Identifique cada uno cómo se siente al respecto y expréselo a su pareja y escúchela también.
A veces alguno de los miembros de la pareja siente la necesidad y/o tiene la presión de compartir con sus padres y si el otro no tiene inconveniente lo hacen así... También puede suceder que ambos quieran compartir con sus respectivos padres y entonces es necesario llegar a un acuerdo.
Y ahora puede incluso suceder que los padres estén divorciados y por ende vivan separados e incluso tengan una nueva pareja, lo que pudiera implicar ampliar los acuerdos…
Puede darse el caso de que los padres de uno de los miembros de la nueva pareja vivan en una ciudad o país y los del otro vivan en la misma ciudad.  En esos casos podrían decidir pasar las fiestas un año con unos de los padres y un año con los otros. 
 
 
¿Y qué pasa cuando ambas familias viven en la misma ciudad?  Aquí existen varias opciones: Pasar la navidad juntos e ir como pareja a la casa de unos de los padres en navidad e ir juntos a recibir el año nuevo con los otros o pasar un rato con unos y el resto con los otros… o algunas parejas deciden que cada quien lo pasará con sus respectivos padres y también podrían decidir reunirse ambas familias en un solo lugar (en casa de algunos de los padres o incluso pudiera ser en casa de la nueva pareja) y celebrar juntos.
Y hay una opción adicional que consiste en celebrar las fiestas juntos como pareja, solos, ya sea en su casa o viajando a alguna otra ciudad y aprovechar para compartir tiempo juntos…
 
 
¿Qué decidir?
Depende de cada pareja y de las familias, conscientes de que ustedes mismos ya son la semilla de una nueva familia y que ésta es una oportunidad para hacerlo a su manera, sea cual sea la decisión que tomen en conjunto.

martes, 11 de diciembre de 2012

De la Casa de la Abuela al País de los que se han Ido

En honor a mi abuela Lola


Lola, mi abuela materna, fresca en mi memoria, dirigía toda la logística de la preparación de las hallacas y los bollos para Navidad y Año Nuevo. 
Cuando era niña recuerdo que  “robaba”, junto con mi hermano Carlos, los pimentones finamente picados en tiras que aún hoy tanto me gustan, y mi abuela “se hacía la loca” y no nos decía nada, en su complicidad de abuela consentidora.   La hechura de las hallacas era un acontecimiento familiar, muy femenino en las tareas, o por lo menos así quedó implantado en mi memoria.  
Recuerdo cómo a medida que iba creciendo, mi abuela me iba ascendiendo en el escalafón de ese magno evento que era hacer las hallacas y los bollos.  
 
 
 
El aprendizaje era practicando, nada de recetas ni medidas… aprendí el “punto” de la masa sintiéndola con mis manos, y a extenderla sencillamente en un acto de equilibrio entre muy fino y grueso y el amarre lo aprendí sintiendo con mis dedos ese punto preciso en el que la hallaca estaba segura mas no “ahorcada” con el pabilo.  Lo mismo sucedía con el llenado de la hallaca… la mesa estaba puesta en un orden que con los años se fue manteniendo, para “garantizar” que las hallacas tuvieran todos los adornos.
Por supuesto que el máximo peldaño era participar en la hechura del guiso… Comencé aprendiendo a lavar las hojas, a pelar y rebanar las papas y los huevos después de haber sido cocinados, y posteriormente fui aprendiendo a picar los pimentones, extender la masa, que durante años realicé adquiriendo cada vez mayor maestría, y también a llenar y amarrar las hallacas, que realmente era la especialidad de mi mamá… Por último, ya mujer, comencé a compartir con mi abuela ese día íntimo y casi secreto, que era la hechura del guiso que en nuestro caso tenía un toque dulzón típico de mi abuela y una textura firme y suave a la vez, como era ella. 
 

 
 
La recta final hacia la celebración de la navidad y el año nuevo implicaba reuniones con la familia y una preparación especial, que iba desde pintar la casa, poner los adornos navideños, preparar algunas comidas navideñas como el dulce de lechosa, y por supuesto escoger el sitio de reunión para ese año, que en ese tiempo sería en la casa de la abuela…. Recuerdo que me preguntaba si el Niño Jesús sabría que no iba a estar en mi casa de costumbre, y la verdad es que nunca se equivocó… estuviera donde estuviera el Niño Jesús siempre llegaba con sus regalos para mi hermano, mis primos y por supuesto para mí.
Y en este momento, en el 2012, miro a alrededor y me doy cuenta de que una gran cantidad de familias está desperdigada en diferentes partes del mundo…
 
Hijos, padres, primos, tíos, amigos cercanos, parejas están viviendo fuera del país… y eso de alguna manera  no sólo ha traído la “internacionalización” de la hallaca, los bollos, el dulce de lechosa, el pan de jamón y el pernil en Navidad, sino que además ha implicado que las mamás y  las abuelas separadas de sus hijos y nietos, las esposas o esposos que no se han visto en meses, los hijos, los primos o los tíos, ahora se trasladan no a la casa de la abuela, sino al país o países donde viven sus hijos, sus nietos, sus cónyuges o cualquier familiar que esté lejos…
 
En el caso de los que no tienen esa posibilidad de viajar físicamente,  celebran la navidad en sus casas y comparten (parejas, madre e hija o padres con sus hijos),  los preparativos y la reunión a través del Facebook, colocando las fotos  del pan de jamón recién horneado o la hechura de las hallacas o se encuentran por el Skype y se “ven las caras”, seguramente con sus “pintas” de Navidad o Año Nuevo, para seguir de alguna manera la tradición, que ahora en lugar de ser en casa de la abuela, implica hacer un viaje físico o virtual por distintas ciudades e incluso países para poder compartir en familia, como regalo del Niño Jesús. 

martes, 13 de noviembre de 2012

Algo Más que Creativos

Para nadie es un secreto que el enamoramiento, mas no el amor, disminuye o se termina después de un tiempo relativamente corto, que varía de una pareja a otra.  Van desapareciendo las mariposas en el estómago, las cosquillas que suben por la espalda cuando miramos a nuestra pareja y él/ella nos mira, se va esfumando la sensación de la mente que se nos va en cualquier momento pensando fantasías con nuestro amor, o las ganas de seguir hablando por teléfono sin que ninguno quiera colgar, o las amanecidas conversando o escuchando música o haciendo el amor sin siquiera darnos cuenta.

Sencillamente se van desvaneciendo las sensaciones y no nos percatamos de que ya no las sentimos.  

Esto nos puede hacer caer en una una falta de contacto con nosotros mismos y con nuestras parejas y sin que nos demos cuenta caemos en rutinas de las que  si nos descuidamos puede que no podamos salir. 



No existen recetas para mantener una buena relación de pareja duradera en el tiempo. 

1.     Lo que sí es darse cuenta que lo que sirve para unos no necesariamente funciona para otros. 
2.     Lo que sí es tener planes de pareja de vida en común, objetivos comunes, aparte de los planes y objetivos individuales de cada uno.
3.     Lo que sí es mantener y expresar y recibir el aprecio y admiración que sentimos por nuestra pareja y que mi pareja siente por mí.  Admiración y amor van de la mano.
4.     Lo que sí es identificar y expresar lo que sentimos, con respeto y cuido tanto para nosotros mismos como para con nuestra pareja, tanto en situaciones agradables como en otras desagradables, sin evadir los sentimientos ni los conflictos, ya que de lo contrario, se irá acumulando una tensión subterránea que puede explotar en el momento que menos lo esperemos.
5.     Lo que sí es estar conscientes de que es necesario “conquistar” a nuestra pareja todos los días, sin dar por sentado que estará allí al día siguiente, y relacionarnos como si fuera una aventura de primera vez.



6.     Lo que sí es negociar con criterio de ganar-ganar, abiertos a soluciones creativas que satisfagan a ambos.
7.     Lo que sí es darnos tiempo de placer y disfrute juntos y a solas, aparte del tiempo para la familia y los amigos.  No tiene porqué ser para intimidad sexual, aunque por supuesto es una de las alternativas.  Hay muchas otras opciones que dependerán de los gustos de cada pareja, tales como cenar juntos, bailar, ir a un museo, al parque, al cine o al teatro, a la playa, realizar alguna actividad que le guste a ambos como hacer rompecabezas, o ver una película en casa, salir el fin de semana fuera de la ciudad, cocinar en casa por placer probando nuevas recetas, tomar fotografías o hacer ejercicio,  yoga o meditar juntos..
8.     Lo que sí es acondicionar nuestra habitación de manera que ambos la disfrutemos, con aromas agradables, pintado con colores que nos gusten a ambos, con almohadas agradables que permitan descansar y “jugar”, sin la presencia del peor enemigo de una pareja: el televisor.


Vivir  yo con yo, tú con tú y yo con tú y tú con yo enfocados en el crecimiento y descubrimiento mutuo y en la entrega íntima entre los dos, atreviéndose a ser lo que son como personas individuales y como sistema en pareja, como nos dice Fritz Perls:
Yo soy Yo
Tú eres Tú.
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas
Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.
Tú eres Tú. 
Yo soy Yo.
Si en algún momento o en algún punto nos encontramos
Será maravilloso
Si no, no puede remediarse.
Falto de amor a Mí mismo
Cuando en el intento por complacerte me traiciono.
Falto de amor a Ti
Cuando intento que seas como yo quiero
En vez de aceptarte como realmente eres.
Tú eres Tú y Yo soy Yo.


martes, 23 de octubre de 2012

Una Aventura de Primera Vez


Damos por sentado tantas cosas y a tantas personas.  Es como si saliéramos en la mañana y en nuestra mente tenemos una imagen fija de nuestra pareja, o nuestra familia, como si fueran parte de la casa o parte del mobiliario... como si fueran nuestra propiedad y estuvieran pegados a nosotros con pega.  Y esta seguridad, esta imagen paralizada, paradójicamente, nos va alejando cada vez más...

Quiero compartir con ustedes una historia que leí en el Libro de la Mujer, de Osho.

“Un hombre estaba muy enfermo y probó todo tipo de remedios, pero nada le ayudaba.  Entonces fue a un hipnotizador y éste le dio un mantra para repetir continuamente:  "No estoy enfermo."  Al menos durante quince minutos por la mañana y quince minutos por la noche: "No estoy enfermo, estoy sano."  Y todo el día siempre que se acuerde, repítalo.  En pocos días empezó a sentirse mejor.  Y en unas semanas estaba perfectamente bien.
Entonces le dijo a su esposa: "¡Ha sido un milagro!" ¿Crees que debería volver al hipnotizador por otro milagro?  Porque últimamente no siento apetito sexual y la relación sexual casi ha desaparecido.  No hay deseo.

Su esposa se sintió feliz.  Dijo: "Sí vete", porque se había sentido muy frustrada.

El hombre fue al hipnotizador.  Cuando volvió, su esposa le preguntó: "¿Qué mantra, qué sugerencia te ha dado ahora?"  El hombre no quería decírselo.  Pero en pocas semanas su apetito sexual empezó a volver.  Empezó a sentir deseo de nuevo.  Su esposa estaba muy desconcertada.  Seguía preguntándole continuamente, pero el hombre se reía y le decía nada.  Así que un día, cuando él estaba en el cuarto de baño por la mañana haciendo su meditación, esos quince minutos de mantra, ella intentó oír lo que decía. Y lo que decía era: "No es mi mujer. No es mi mujer. No es mi mujer."

Damos por sentado que nuestra pareja siempre estará allí, que es parte de mi. Una vez que siento que alguien es mío, que es mi propiedad, que siempre estará allí, sea mi mujer o mi marido, ya la relación va en vías de extinción, si es que ya no se ha terminado. Ya no hay aventura, el otro se ha vuelto una cosa, una mercancía y por ende, cada vez lo siento más lejos de mí.  

Así que asume cada momento como si fuera el primero, comienza por asumirte a ti mismo como si te estuvieras conociendo por primera vez y asume a tu pareja como una aventura de primera vez...


lunes, 17 de septiembre de 2012

Fidelina e Infidelia: Dos Hermanas

Indifelia y Fidelina son dos hermanas.   

Fidelina es la mayor.  Como buena primogénita, asume sus derechos y hace todo lo posible por “enseñar” a su hermana menor a vivir conforme a sus normas. Fidelina goza de gran respeto en todos los ámbitos de nuestra vida (familiar, laboral, social).

Infidelia, por su parte, es rebelde y hace su mayor esfuerzo por imponer su voluntad y hacer las cosas a su manera, sin importarle mucho lo que diga su hermana.

A ambas las he vivido y las he sufrido.  Las viví en su momento desde el juicio, desde la exigencia, desde la moral, desde la rigidez de mi creencia de que lo correcto era ser como Fidelina y mantenerme al lado de la pareja independientemente de la circunstancia…

Las sufrí también desde la rabia, desde el odio, desde la desconfianza y desde la vergüenza y el dolor, achacándolas al amor o al desamor y equiparándolas con la traición, ya fuera hacia mí al quedarme y aceptar situaciones que me hacían daño o hacia mi pareja fuera que él o yo en algún momento hubiésemos buscado una solución fuera de la relación, con Infidelia al mando…  

Podemos pensar que la infidelidad se relaciona con insatisfacciones sexuales.   No obstante, el dominio de Infidelia puede ser producto de crisis o dinámicas disfuncionales en la pareja, tales como relaciones de autoridad-obediencia o independencia-dependencia, que surgen desde el momento mismo que elegimos a quien será nuestro compañero de vida. O aspectos  de otra índole, tales como la necesidad de atención, de comunicación, la necesidad de ser valorado, la incapacidad de decir No ante situaciones de desacuerdo, o la necesidad permanente de complacer para ser querido, hasta que se torna insostenible para ambos. 

Según Osho en su libro Intimidad, la fidelidad (Fidelina por supuesto) “no permite cuestionar, dudar, no permite a las personas ser inteligentes.” 

Y cuando una persona es incapaz de dudar, de cuestionar, de decir “No” cuando piensa que algo está mal o sencillamente no está de acuerdo, no está siendo amorosa consigo misma, no se está respetando ni valorando… Y por extensión no es capaz de amar al otro, y se convierte en una simple marioneta. 

Una marioneta, que poco a poco se va colando y ocupa el lugar de la confianza y el amor... 

Una marioneta muy convincente.  Hace todos los gestos del amor, usa tal vez su mismo lenguaje, pero éstos no tienen el significado profundo que tiene el amor…  Es una muñeca hueca llena de formalidad, exigencia, perfeccionismo, inseguridad, juicio y falta de emoción… todo lo contrario del amor que nos trae frescura, belleza, libertad, emoción, y energía que fluye por y entre nuestros cuerpos.

Tenemos tantos años recibiendo entrenamiento en ser fieles como Fidelina que apenas comenzamos una relación de pareja, Fidelina se presenta como personaje principal.  La asumimos y comenzamos a representar nuestro papel conforme a sus indicaciones, siempre con Infidelia en la pata de nuestra oreja haciéndonos sus comentarios rebeldes de rigor. 

En medio de esa lucha, nos aprendemos el parlamento, los gestos, la postura, el tono de voz, hasta que llega un momento que nos creemos nuestra propia mentira y sin saber realmente si amamos o no a nuestra pareja, nos entregamos y nos exigimos ser fieles mutuamente.

Podemos ser fieles y tolerar situaciones para otros inaceptables como el maltrato y el irrespeto, en cuyo caso es probable que no nos amemos a nosotros mismos y por ende no podamos amar a nuestra pareja ni ser amado por ella.    

Y es que en realidad, aun cuando la persona fiel pueda estar comprometida en el amor, conforme a las enseñanzas de Fidelina, lo está de manera superficial...

Si hemos aprendido de Fidelina que en pareja ser fiel es lo "correcto”, podemos ser muy fieles, y no necesariamente amar a nuestra pareja...

Y es que ser fiel, no significa forzosamente que sintamos amor... incluso, a veces nada tiene que ver con él...

Y ser infiel, por tanto, tampoco implica, obligatoriamente, que sintamos desamor.

Y es que cuando el amor se pide, se convierte en fidelidad y cuando la confianza se pide, esclaviza.

¿Y qué hacer entonces, qué camino tomar?

Es tu decisión: Vivir según los dictados de estas dos hermanas en permanente lucha o vivir tu vida según tu propio corazón, siguiendo tus latidos, arriesgándote a probar lo desconocido volando en completa libertad… 
"...Arriésgalo todo por amor,
si verdaderamente estás vivo
como un ser humano de verdad"   
(Rumi)

Escucha tu propia voz, que es la única que te puede guiar en la creación de tu camino de vida en pareja.  





martes, 21 de agosto de 2012

¿Escurres tu Corazón?



¡Cuántas veces he puesto a escurrir mi corazón!   Muchas veces: roto en ocasiones, abandonado por otros, y algunas hasta por mí misma, decepcionado otras tantas, enjuiciado unas cuantas más, solo, esperando reconocimiento y también aprobación, inseguro ante mis propias decisiones y mis acciones... 

¿Has tenido que poner a escurrir tu corazón cada vez que alguna persona no te valora o no te muestra su aprobación?

¿Pones a escurrir tu corazón cuando después de complacer a tu pareja, o intentar adivinarle el pensamiento y darle una sorpresa,  ésta ni te mira o rezonga porque no era lo que quería?

¿Exprimes tu corazón cuando tus papás prefieren a tu herman@ y l@ alaban y te dejan en segundo lugar, sintiéndote que no saben siquiera que estás allí? 

¿Escurres tu corazón cuando te esfuerzas hasta la médula haciendo una presentación o un trabajo y tu jefe o tu profesor ni se inmuta y mucho menos te felicita?

La aprobación en sí no es mala... Lo que sí resulta un problema es cuando la aprobación de los demás se convierte en una necesidad para ti, para sentirte segur@ o para sentir que te valoran o para sentirte querid@... 

Un ejemplo puede ser cuando cambias tu manera de pensar y tus opiniones porque alguien (tus amigos, tus compañeros de trabajo, tus padres, tu pareja) pareciera que desaprueba tu posición... o cuando te sientes deprimido porque una persona importante para ti no está de acuerdo con lo acabas de decir, o cuando buscas la manera más suave de plantear tu opinión o tu sentir para evitar reacciones de desagrado o incluso de conflicto, o cuando te muestras amable en exceso, llegando incluso a la adulación aún cuando estás en desacuerdo con las opiniones de alguien y no quieres "confrontaciones".

Y ahora chequea cuántas veces emites juicios sobre ti mism@ en los que te desvaloras. Por ejemplo: "No eres buen@ en matemáticas", "Eres muy miedoso y no lo vas a poder hacer" "Fulanit@ es mejor que yo"... "Soy lent@ o torpe, o perencejo es más bonit@ o más buenmozo que yo o más sensual que yo"..."  La lista es interminable...

Y el hecho es que si no te valoras a ti mism@, será imposible confiar en tus propias opiniones y decisiones y dependerás siempre de lo que digan los demás sobre ti. 


La auto-valoración es una parte fundamental de una autoestima equilibrada. 




Y lo mismo ocurre con la complacencia.  Complacer no es malo en sí... El tema es cuando complaces a alguien, para que te quiera o para que se sienta orgulloso de ti (por ejemplo cuando estudias lo que tus padres quieren para complacerlos en lugar de estudiar lo que tú quieres y te gusta)... o cuando complaces a tu pareja para evitar un conflicto y luego te sientes resentid@ porque no te atreviste a decirle que No, o cuando le dices a tu pareja cosas como "te quiero hasta el infinito", o "te quiero más que a mí mismo", o "no puedo vivir sin ti", o cuando le expresas tu inmenso amor y le dices "como tú quieras", "a dónde tú quieras mi amor" y resulta que tu pareja termina molestándose contigo y hasta olvidando que estás allí... 

Será imposible que pienses en ti mism@ en primer lugar y te complazcas, si pones en primer lugar a los demás y la opinión que tienes sobre ellos.   

Y de nuevo tú "pones a escurrir tu corazón"...  Brilla por su ausencia la complacencia a ti mism@, el amor a ti mism@, sin darte cuenta que eres tú quien decide complacer al otro y olvidarte de ti y ponerte en último lugar.  

El primer paso para que otro te valore es que tú te valores a ti mism@... y pases de estar en el último escalón, poco a poco, hasta estar 
de primero 
para ti.

  



jueves, 24 de mayo de 2012

Mi Pareja no Sabe lo que me Gusta


Esta es una de las quejas que escucho con mayor frecuencia en mi consulta de pareja.    
Y si bien está relacionado con un aspecto de comunicación, realmente el punto de partida va más allá… 

¿Sabes tú lo que te gusta?  ¿Qué te da placer y qué no?   ¿Dónde te gusta más que te toquen y qué te desagrada?  ¿Qué partes de tu cuerpo disfrutas que te acaricien y cuáles no?  ¿Sabes cómo te gusta más que te acaricien?  Suavecito o tal vez un tanto más fuerte… como si te sobaran o con pequeños toques con las yemas de los dedos?  ¿Te gustan los masajes?  ¿Te gusta que te huelan o te laman?   ¿Sabes lo que disfrutas de tu pareja?

Y más aún… ¿Te das a placer a ti mism@?  ¿Te acaricias?  ¿Te complaces?  ¿Te masturbas? ¿O tal vez te han enseñado que complacerte y masturbarte es “malo” o “pecaminoso”? ¿Quizás piensas que si compartes en pareja no tienes porqué masturbarte? ¿O que eso es para los adolescentes? ¿O quizá aprendiste que la masturbación no es realmente sexo?  

Son muchas las creencias que puede haber detrás de tu dificultad para conocer lo que te gusta, complacerte y darte placer a ti mism@... 
En el artículo El autoerotismo o masturbación  Marianne Leyton nos dice: "… la masturbación te ayuda a reconocer y apreciar tu cuerpo y tu sexualidad como parte integral de ti mismo. Te permite además explorar y conocer tu cuerpo y sus reacciones sexuales. Al darte placer a ti mismo te das permiso para aceptar sentir placer y para conectar con la expresión más genuina de tu sexualidad, que consiste en proveerte de placer a ti mismo, en la intimidad de tu propia presencia. Implica un acto de valorarte, de honrar tu cuerpo y la disposición para atender sus necesidades con amor y respeto.
Y ahora viene la segunda parte…  Si sabes lo que te gusta… ¿Qué te impide expresarlo?  Y si lo haces, ¿cómo lo estás expresando?

¿Tienes idea de cuáles son tus creencias en lo que se refiere a tu sexualidad que puedan dificultarte decirle a tu pareja lo que te gusta? 

Tal vez te enseñaron en tu familia que las mujeres tienen un rol más bien pasivo en las relaciones sexuales, o que una mujer “decente” no hace algunas cosas en cuanto a sexo y muchísimo menos se lo pide a su pareja…  Tal vez te de pena decirle a tu pareja lo que quieres y lo que te gusta… Puede que le digas a tu pareja lo que te disgusta en el momento de la intimidad y se sienta herid@ u ofendid@ y comience una discusión… Y tu pareja seguirá ciega y tratando de adivinar lo que quieres, mientras l@ culpas…  

Una forma de comunicarte con tu pareja sobre tus preferencias, una vez que las conoces y te has dado placer a ti mism@ es buscar una ocasión para conversar diferente al momento de las relaciones sexuales… un momento de tranquilidad y de conocimiento mutuo y no de reclamo… una conversación sobre las preferencias sexuales de cada uno, en la que ambos acuerden escucharse y expresarse de manera abierta…


Puedes incluso si lo deseas, conversar sobre esas creencias que te puedan estar dificultando expresarte… ambos conscientes de que se están abriendo y mostrándose tal cual son, sin juicio y reconociéndose mutuamente, apreciando lo que en este momento son, dándose el permiso de equivocarse y probar y descubrir juntos. 


viernes, 10 de febrero de 2012

Conéctate con tu Pareja

 ¿Tu pareja te reclama que no expresas lo que sientes?  ¿Te sientes preso en una maraña de sentires que no sabes qué son y no te sale nada?   Miras a tu pareja y está particularmente bonit@ y no le dices nada y sencillamente te alejas, y te guardas tus ganas de acariciarl@ o decirle algo agradable?

Si la respuesta a alguna de estas preguntas es Sí, cuando estés en esa situación, tómate un instante. Respira.  Relájate y chequea contigo qué estás sintiendo en ese momento... Identifica qué sientes a nivel físico.  Chequea los puntos de tensión, posibles dolores a nivel corporal y sensaciones agradables en tu cuerpo.  Fíjate cómo es tu respiración, si es lenta, rápida, fluida, corta, larga...  Siente el ritmo de tu corazón... Y en ese momento, sintiendo tu corazón, date cuenta si lo que sientes es agradable, rico y sabroso,  o es feo, maluco y desagradable.    

¿Y si es agradable qué será? ¿Será que te sientes feliz, content@, alegre, tranquil@, en paz, satisfech@?

Y si es desagradable, ¿será que te sientes triste, infeliz, molesto, rabioso, frustrado, insatisfecho, con amargura, inquieto?

Una vez que lo identifiques entonces busca tu forma de expresarlo. Y si no encuentras las palabras identifica a ver si lo que sientes se parece a un color, a un aroma, a una textura... y compártelo con tu pareja.   Por ejemplo, "en este momento me siento amarillo"  o rojo, o azul cielo...  Y si no te salen las palabras, tómal@ de la mano y sin hablar ve tocándole las manos con las tuyas y transmítele lo que sientes y chequea con tu pareja que está recibiendo tu mensaje...


lunes, 6 de febrero de 2012

La Parábola de La Sombra

Hoy quiero compartir con ustedes una parábola muy significativa para mí.  Esta parábola es de Chuang Tzu, un maestro chino que vivió aproximadamente en el Siglo IV a.C.  
Erase una vez un hombre a quien le alteraba tanto ver su propia sombra y le disgustaban tanto sus propias pisadas que decidió liberarse de ellas.
Se le ocurrió un método: huir.  Así que se levantó y echó a correr, pero cada vez que  ponía un pie en el suelo había otra pisada, mientras que su sombra le alcanzaba sin la menor dificultad.
Atribuyó el fracaso al hecho de no correr suficientemente deprisa.  Corrió más y más rápido, sin parar, hasta caer muerto.

No comprendió que simplemente con ponerse en un lugar sombreado, su sombra se desvanecería, y que si se sentaba y se quedaba inmóvil, no habría más pisadas.